Una de las mejores cosas que tienen los días de ocio y asueto es que puedo comenzar la mañana sin prisas, leyendo una buena novela mientras me tomo el primer café de la jornada.
La ausencia de horarios y de tareas obligatorias me permite disfrutar de la vida de manera sencilla (que es como más me gusta hacerlo, por cierto), gozar de otro verano más…
Me asomo a la ventana, oigo a las gaviotas cantar con su característico sonido y la memoria me trae al presente la famosa canción de Violeta Parra “Gracias a la vida que me ha dado tanto”.