En el pueblo estaban todos nerviosos. La astucia del alcalde había conseguido que el castillo volviera a ser de propiedad municipal. Los aldeanos sabían que el antiguo dueño no iba a quedarse de brazos cruzados sin tomar represalias contra ellos. Pero el alcalde tenía un as guardado en el cajón: un reportaje fotográfico de la última fiesta del verano en el castillo. Seguro que alguna revista del corazón estaría encantada de poder publicarlo.
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Microrrelato que participa en el Reto 5 líneas del mes de Septiembre del blog de Adella Brac.