Cada vez que se miraba al espejo volvía a caerse por aquel precipicio sin fin. Su maltrecha autoestima no soportaba sentirse morir más veces. Confiaba en que su estancia en el Templo de la Luna le ayudara a mejorar su estado psicológico. Por lo menos eso era lo que le habían prometido al registrarse en aquel centro de rehabilitación para fantasmas. «Una semana en compañía de la Luna, y será usted un fantasma nuevo» —le había dicho el director— «No hay como nuestra terapia de choque para dejar de sentir su muerte una y otra vez».
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Escribir jugando es un reto de escritura basado en juegos de mesa que ha creado Lídia Castro Navàs para animarnos a poner en práctica nuestra escritura creativa.
Ésta es mi contribución al reto de julio de 2018.