Querido Santa:
¿Te acuerda cuando te ponía de pequeña que había sido muy buena para que me trajeras todos los regalos que te pedía? Bueno, pues ahora, solo te pido que me ayudes a cumplir de una puñetera vez con mi propósito de Año Nuevo.
Año tras año me hago el mismo propósito y, ahí sigue, el muy… sin dignarse a que lo cumpla. Me digo siempre: «Este año lo voy a conseguir», hasta que llega diciembre, claro. Tú sabes que no te estoy hablando de dejar de fumar. Eso hace años que lo dejé; antes incluso de que existiera esto de los propósitos de Año Nuevo —fíjate si soy vieja—. ¿Quién los habrá inventado? Seguro que los americanos.
También está el propósito de adelgazar, pero ese ya lo he dejado por imposible. ¡Está tan rico el chocolate! O lo de aprender a hablar inglés. Todavía insisto en ello aunque cada vez estoy más convencida de que la lengua de Shakespeare no está hecha para mí.
Mi propósito de Año Nuevo tiene más que ver con mi yo interior, con ser capaz de juntar unos cuantos párrafos escritos con los que construir una historia, y, después otra y otra y otra… No te pido tanto, Santa. Ya podías echarme un cable, ¿no te parece? Año tras año sigo fiel a ti, mandándote mi carta, pidiéndote lo mismo. Tú verás lo que haces. Si no voy a tenerme que ir a la competencia. Los Reyes Magos están deseando tener nuevos clientes. A ellos nunca les he pedido mi propósito de Año Nuevo.
Firmado:
Una escritora desesperada.
-.-
Convence a Santa de que este año mereces recibir lo que le has pedido. Ten en cuenta que, dependiendo de la originalidad de la carta que redactes, llegarán o no los regalos.
Desafío nº2 publicado en Desafíos semanales de Scribook