Me siento esperanzada

Hay días que me siento esperanzada cuando leo la prensa diaria. Esto no siempre pasa, pero hay días en que sí ocurre.

En una proposición no de ley sobre la violencia de género se pide un pacto de Estado contra la violencia machista, una dotación presupuestaria suficiente, una negativa a la concesión de indultos a los condenados por delitos de violencia de género, un reforzamiento de los medios materiales en delegaciones de Gobierno y juzgados especializados y la creación de una subcomisión para antes de fin de año que estudie nuevas medidas contra la violencia machista o ajustes de la ley.

Y sus Señorías, en el pleno del Congreso de los Diputados del pasado martes 15 de noviembre, han dicho que sí a la proposición por unanimidad. ¡Por fin se han puesto de acuerdo en algo!

En este nuevo tiempo sin mayorías políticas, los partidos se están viendo obligados a pactar para sacar adelante sus leyes. Eso me gusta y me llena de esperanzas en que las cosas pueden empezar a cambiar para mejor.

Ahora solo falta que se pongan también de acuerdo en las políticas relativas a la educación, la sanidad y la cultura. Si esto llegara a ocurrir, entonces dejaría de estar tan solo esperanzada y podría volver a creer en los políticos y en la política en España.

 

 

 

Un nuevo empleo

Abrieron la puerta del establo y pudieron comprobar que seguía allí. ¿Adónde iba a ir desnudo y muerto de frío como estaba? Entonces me pusieron de pie y entre todos me vistieron una ropa vieja. Lo que menos me esperaba yo cuando robaron mi cuerpo del depósito de cadáveres era que iba a acabar siendo un espantapájaros, aunque tenía que haber sospechado algo cuando empezaron a vaciarme las tripas y a rellenarme el cuerpo con paja.

—–

Adella Brac nos lanza su “Reto: 5 líneas”  para este mes de Noviembre y nos propone tres palabras: espantapájaros, abrieron y comprobar. A mí me ha salido este microrrelato. Para leer el resto de relatos de este mes acudir aquí.

Catálogos de viajes

Miré los catálogos de viaje y busqué una pista que me indicara por dónde seguir el rastreo. Sólo necesité cinco días para encontrarla. Lo que no entiendo es por qué se ha escapado tan lejos sin mí. Mañana se lo preguntaré en cuanto la vea. Después volveremos a casa juntos.

—–

Los compañeros de «50 Palabras» me han hecho el regalo de publicarme este microrrelato en su página web, una web alimentada por más de 590 escritores que creamos nuestras historias con tan sólo 50 palabras, ni una más ni una menos. Gracias por todo, compañeros.