Hay días que me siento esperanzada cuando leo la prensa diaria. Esto no siempre pasa, pero hay días en que sí ocurre.
En una proposición no de ley sobre la violencia de género se pide un pacto de Estado contra la violencia machista, una dotación presupuestaria suficiente, una negativa a la concesión de indultos a los condenados por delitos de violencia de género, un reforzamiento de los medios materiales en delegaciones de Gobierno y juzgados especializados y la creación de una subcomisión para antes de fin de año que estudie nuevas medidas contra la violencia machista o ajustes de la ley.
Y sus Señorías, en el pleno del Congreso de los Diputados del pasado martes 15 de noviembre, han dicho que sí a la proposición por unanimidad. ¡Por fin se han puesto de acuerdo en algo!
En este nuevo tiempo sin mayorías políticas, los partidos se están viendo obligados a pactar para sacar adelante sus leyes. Eso me gusta y me llena de esperanzas en que las cosas pueden empezar a cambiar para mejor.
Ahora solo falta que se pongan también de acuerdo en las políticas relativas a la educación, la sanidad y la cultura. Si esto llegara a ocurrir, entonces dejaría de estar tan solo esperanzada y podría volver a creer en los políticos y en la política en España.
«Una nueva esperanza», qué gran película. A ver si es verdad que pasa de ser película a ser realidad. Comparto contigo la esperanza y, sobre todo, el pensamiento del último párrafo.
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Como dice el refrán «La esperanza es lo último que se pierde», aunque últimamente están acabando con la que nos queda. Yo no pierdo la confianza en que esto mejore algún día.
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Yo me sentiré esperanzada cuando vea los cambios a pie de calle y no sobre el papel. Aunque debo admitir que es un paso… Soy un pelín crítica con el tema, porque las leyes no siempre funcionan. Esperemos que esta vez, sí. Un abrazo.
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Por lo menos se han puesto de acuerdo en un tema todos los partidos políticos de este país. Tienes razón, Lidia, cuando dices que ahora falta que todo ese acuerdo en este tema se vea a pie de calle. Confiemos en que sigan dando pasos en esa dirección.
Un abrazo.
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Tener esperanza es saludable y hasta sensato. Aunque no vivimos en un mundo ideal, hay cosas que se van arreglando, de las que se habla y sobre las que se legisla, realidades que, no hace tanto, estaban totalmente silenciadas. Amar una tierra también es desear que cada uno de sus habitantes tenga una existencia digna, y habrá que presuponerles a nuestros políticos esa cuota de amor al prójimo, ese patriotismo (aunque la palabra esté muy denostada). Sobre nosotros, todos, también pesan esas responsabilidades, que no debemos delegar. Sí, yo también soy persona esperanzada, entre otras cosas porque sé que el pasado nunca fue mejor.
Un placer leerte.
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Laura, mil gracias por tu comentario. Tus palabras me renuevan en mi esperanza. No puedo estar más que de acuerdo con ellas.
Un saludo.
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Y feminista. Saludos
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Esperanzada y feminista, puede ser que me sienta, Queco, aunque creo que no hace falta ser feminista para luchar contra la violencia de género. Creo que contra esa lacra social tiene que luchar todo el mundo no solo las mujeres.
Recibe un saludo.
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Si claro, pero no creo que la solución sea el método de la izquierda, antigua y agresiva, la educación y mayor castigo a los autores, pero repito, no sólo son las mujeres las víctimas, llegará el momento en que los hombres sean capaces de denunciar, porque hay mucha violencia que el hombre no se atreve denunciar, no por miedo en este caso, si no por vergüenza. Igualdad, claro, pero no superioridad entre los dos sexos, el feminismo persigue hoy la superioridad no la igualdad. El maltrato, la violencia, el castigo, a mi parecer se debe juzgar por igual, creo eln la libertad no en la «discriminación positiva» que se habla hoy, todos somos iguales ante la ley y en mi caso ante Dios. Más aún, creo en la superioridad de la mujer simplemente porque la naturaleza le ha dotado de habilidades físicas y psíquicas mejores que a las del hombre por razones de supervivencia de la especie, esto sería otro tema. Saludos cordiales.
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