Paralelismos

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Imagen de Elmar Geißler publicada en Escribe fino

En el centro de la esfera del reloj podía leerse la leyenda que le recordaba el lugar donde lo había comprado: Grand Central Terminal – New York. La última vez que había visitado la ciudad lo había hecho con Lucía. Ahora ya no estaba a su lado. Su relación había comenzado ha resquebrajarse al mismo tiempo que el reloj había dejado de funcionar.

Al principio no se dio cuenta del paralelismo que existía entre su relación con Lucía y el funcionamiento del reloj. Primero dejó de marcar las horas con puntualidad: o bien se adelantaba o bien se atrasaba, pero rara vez marcaba la hora que debía. Más tarde terminó por dejar de funcionar por completo. Ahí es cuando las discusiones con Lucía fueron cada vez más frecuentes y con mayor intensidad.

Una mañana al despertarse se dio cuenta de que al reloj le faltaban las manecillas. Tanto la aguja de las horas como el minutero o el segundero habían desaparecido. La esfera blanca resplandecía con sus doce números perfectamente ordenados sin que nada impidiera su visión. La noche anterior Lucía había decidido abandonar el piso que compartían.

Decidió, entonces, desmontar por completo el reloj. No podía dejarlo peor de lo que estaba así que por qué no intentar arreglarlo. Lo primero que haría sería buscar dónde podía comprar otras manecillas. Una vez que las tuviera, las instalaría de nuevo sobre la esfera numérica. Puede que, a lo mejor, cuando consiguiera que el reloj volviera a funcionar marcando el tiempo que pasa consiguiera también que Lucía le diera otra oportunidad volviendo a casa.

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(Para El Bic Naranja – Viernes Creativo)

 

Primavera

Aquí estoy un jueves más aceptando el reto que nos lanza Escuela Cursiva con su #JuevesConCuento para que escribamos un microcuento con 15 palabras como máximo empleando siempre la palabra o palabras que nos proponen cada semana. Hoy nos ponen el reto que usemos la palabra «primavera»

A mí me han salido estos tres microcuentos. A ver qué os parecen:

Microcuento nº1:

Hacer reír
Decían que le faltaba una primavera. No le importaba. Había llegado a bufón del rey.

Microcuento nº2:

Tian, el mandarín
Sus amigos le llamaban rollito de primavera. Sólo era Kung-Fu delante de la pandilla rival.

Microcuento nº3:

Malquerencia
En primavera aplastó todas las flores del jardín. Él las había plantado antes de irse.

Empezar otro nuevo curso

Cada año, al empezar un nuevo curso mi madre me compraba una goma de borrar; siempre era una Milán, rectangular, perfecta, impoluta. Pero al acabar el curso, mi Milán tenía una forma redondeada, con sus filos desgastados y la suciedad impresa en su cuerpo.

El año que te conocí yo también me sentía esbelta, perfecta, impoluta; sin embargo, ahora busco la manera de borrar tus recuerdos. Me dejaste con la mente y el cuerpo desgastados, con la suciedad de tus manos impresa en mi piel.

Tal vez mañana vaya a la papelería y me compre una nueva Milán; quizás así logre sentirme otra vez una mujer digna de cariño, una mujer con derecho a empezar un nuevo curso.

(Para El Bic Naranja – Viernes Creativo)

Con eso no se juega

El amor es la entrega total al otro; es tu alma entretejida con el alma de otra persona. Sino, no es amor. Todos queremos ser especiales para alguien en concreto. Deseamos sentirnos únicos, ser lo más importante para la persona amada.

No podemos ir jurando amor eterno cuando en realidad no lo sentimos. Como tampoco debemos entregar nuestro amor a más de una persona a la vez. Podemos hacer daño sin querer, sin pensar que lo estamos haciendo. Lo que sí sabemos es que nuestro amor no es sincero.

El desamor, el engaño, el abandono pueden llevar al más profundo de los pozos a la persona que nos ama sin que encuentren la escalera para salir de él.

No juguemos con el amor ni con los sentimientos del otro. Porque en el fondo sabemos que es una cosa muy seria.