Tal día como hoy pero de hace 85 años las españolas consiguieron votar por primera vez. Fue en las Elecciones Generales del 19 de Noviembre de 1933 después de haber conseguido el derecho al voto en la Constitución de 1931 gracias al tesón de Clara Campoamor.
El 1 de Octubre de 1931 un debate en el Congreso de los Diputados en torno al sufragio femenino trajo la igualdad de derechos políticos con respecto a los hombres. El alegato que Clara Campoamor hizo a favor del voto de las mujeres supuso un revuelo sin precedentes.
Incluso hubo miembros de su propio partido, el Partido Radical, que no dieron el apoyo a Clara Campoamor para lograr el sufragio femenino. Veían a la mujer española con unas ideas políticas muy conservadoras que vivían bajo la influencia de la Iglesia o de sus maridos y que por tanto dar el voto a las mujeres suponía poner en sus manos un arma política que acabaría con la República.
Dos de las tres mujeres diputadas que había en el Congreso en 1931 (Victoria Kent y Margarita Nelken) también estaban en contra de permitir votar a las mujeres. Victoria Kent abogaba por retrasar el sufragio femenino unos años, hasta que ellas se hubieran acostumbrado a la República.
Los que estaban en contra del voto femenino esgrimían la naturaleza histérica de las mujeres para justificar su postura. Otros pedían que la edad legal para ejercer el voto fuera en las mujeres a partir de los 45 años (los hombres podían votar cumplidos los 23) basándose en criterios supuestamente científicos.
Al final Clara Campoamor consiguió que se aprobara por primera vez en la historia de España un artículo constitucional que consagraba el derecho al voto femenino con 161 votos a favor frente a 121 en contra.
Así fue como la Constitución de la Segunda República estableció, sobre la base del principio general de igualdad ante la ley, en su artículo 36, que «los ciudadanos de uno y otro sexo mayores de 23 años tendrán los mismos derechos electorales, conforme determinen las leyes».
Antes, en las elecciones a las Cortes constituyentes de las que nació el texto constitucional las mujeres gozaron del sufragio pasivo (derecho a ser votadas y elegidas), pero no del activo (derecho a votar). Fue pues en esas primeras elecciones celebradas tras la aprobación de la Constitución republicana cuando las mujeres concurrieron a las urnas en las mismas condiciones de igualdad que los hombres.
Hasta entonces las mujeres no eran consideradas personas jurídicas . Ni siquiera podían reclamar por sí mismas la legítima en las herencias. Necesitaban un suegro, un hermano o un cuñado, un hombre, que lo hiciera por ellas.
La Constitución de 1931 supuso un giro de 180 grados en lo que respecta a los derechos políticos y civiles de las mujeres. Otra cosa es que esto tuviera trascendencia en la vida cotidiana y en la concepción que la sociedad tenía de las mujeres. Ahí quedaba todavía mucho camino por recorrer.
Si echamos la vista atrás no hace tanto que nuestras madres, abuelas y bisabuelas no tenían los derechos de los que ahora nosotras disfrutamos. Queda mucho por hacer pero pongamos en su justo valor lo que nuestras antepasadas han hecho. Respetemos su historia y su lucha, y aprendamos de ellas para seguir trabajando por la igualdad real en todas las esferas de la vida entre mujeres y hombres.
Gracias por recordar esta parte de la historia. Seis años después aquí ya no votaba nadie. Un abrazo.
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Sí, Carlos, después de este breve período en el que la mujeres también pudieron votar en España, la historia nos trajo una etapa oscura a nuestras vidas hasta que recuperamos la democracia.
Gracias por tu compañía y tu comentario.
Un beso.
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Gracias Alma, precisamente estoy leyendo El temperamento español que describe le situación en España en 1950. Creo que es esa lección de historia contemporánea que nunca se explicaba en el colegio. Apenas llegábamos a la generación del 27.
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Eso el que tenía la suerte de llegar a la generación del 27…
Un abrazo, compañero de letras
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