
Imagen publicada en Escribe fino
—¿Cuánto me quieres? —preguntó ella.
—Bastante —respondió él.
—Bastante no es mucho —protestó ella.
—Es bastante más que nada —sentenció él.
Esa noche la mujer no durmió muy bien pensando en la contestación que le había dado su pareja. Ella creía que congeniaban a la perfección el uno con la otra. No esperaba para nada la respuesta que había recibido a su pregunta. Aunque le estaba bien empleado por preguntar. Sabía de sobra que la romántica en aquella relación era ella. A él no le gustaban esas ñoñerías de los «te quiero», de las cenas con velas, de las puestas de sol… En el día a día le demostraba su amor con hechos; jamás con palabras.
A la mañana siguiente el hombre se levantó más temprano de lo habitual. Se fue de casa sin despedirse de la mujer con su rutinario pico en la boca. Ella jamás pensó que una simple pregunta, un juego, pudiera traerle tantos problemas. Él se había sentido molesto, o quizás cuestionado, por la pregunta que le había hecho la tarde anterior. Pero no era esa su intención.
La mujer se tomó un café con leche, se puso su chándal y deportivas. Hacer un poco de ejercicio a la orilla del mar le sentaría bien. Necesitaba despejar la cabeza, pensar con frialdad la manera de solucionar ese entuerto que la estaba distanciando si haberlo pretendido de su pareja.
Bajó hasta el puerto. El paseo que había al lado del espigón que protegía a los barcos era su espacio favorito para caminar. Las grandes piedras de hormigón contra las que el mar batía con fuerza los días de gran oleaje conseguían calmarla; la hacían sentir segura, protegida. Según se iba acercando entrevió a un hombre sentado entre ellas mirando al mar aunque no le hizo mucho caso inmersa como iba en sus pensamientos.
Sólo cuando estaba más cerca reconoció al hombre. Era su pareja. ¿Qué pintaba allí a aquellas horas? El corazón se le aceleró; sus pasos también. Su cabeza comenzó a pensar estupideces tales como que si estaría sopesando suicidarse o algo semejante. La angustia no la dejaba respirar con facilidad pero no le impidió correr hacia donde él estaba sentado.
Al llegar al lugar gritó al hombre para que se percatara de su presencia. Él se incorporó y se quedó de pie encima de una de aquellas enormes piedras. En ella había escritas unas palabras con pintura negra, en letras bien grandes, para que se leyeran con facilidad desde el paseo: Te quiero bastante. Ella sonrió feliz al leerlas.
(Para El Bic Naranja – Viernes Creativo)
Me ha gustado…¿Bastante? Un abrazo.
En realidad algo más que mucho.
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Gracias, Carlos, muy amable…
Un beso, compañero.
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¡Vaya!, se me han adelantado en el comentario. Bastante, por cierto, jajaja.
Muy buen relato, sí señora.
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jajajaja…sí, como diez días…, pero lo importante es tenerte por aquí haciéndome compañía, leyendo y comentando mis pequeños relatos.
Un beso, Francisco.
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Si es que he estado en un sinvivir con el guorprés de los mismísimo y con un problema de ordenador. Todo junto.
Pero sí, lo importante es que seguimos leyéndonos, aunque sea a los diez días 😉
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Me ha hecho mucha gracia la pintada de la piedra. No es muy romántico que te digan eso, pero al menos es sincero.
Un saludo
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Sí, romántico no es… La foto venía dada en el reto de «El Bic Naranja».
Pero a pesar de la falta de romanticismo, el amor rezuma por las esquinas del microrrelato, ¿no te parece?.
Un beso, Eva.
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Claro que sí!!
Otro beso
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Así es, rezuma amor
porque más de bastante, es demasiado
y, yo creo, que demasiado hastía
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Bastante bueno el relato 😁✋
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jajaja… Gracias, JM.
Un saludo.
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Veo que has pillado la broma 👍
Saludos ✋
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A mí me ha gustado mucho👏👏
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Gracias. Es un gusto tenerte por aquí.
Un saludo
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Que tierno. Muy bonito, cada uno quiere a su manera y lo expresa con sus palabras.
Un saludo.
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Lo importante es querer, sea de la forma que sea, repartir amor en este mundo tan falto de él.
Gracias por pasarte por aquí, Aránzazu, y por comentar.
Un beso
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Qué razón tienes.
Gracias a ti por tus palabras.
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Tenía razón le demuestra con hechos y no con palabras el amor que le tiene.
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Muchas veces los hechos son más demostrativos de lo que se siente que las propias palabras. Gracias por pasarte por mi blog, Sira Blue, y por tu comentario.
Un saludo
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Un placer me encantan tus relatos 😊
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