Al llegar a la oficina me dijiste «te odio». No entendí nada. Sonreíste. Te miré sorprendido y continué andando por el pasillo. Sobre mi mesa había un regalo. «Te odio» gritaste entonces desde tu despacho «y Feliz San Valentín».
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Con este microrrelato participé en el concurso «Microcuentos de amor para San Valentín». No resulté ganadora (¡otra vez será!) pero eso no me quita la alegría al ver mi «Disgusto mañanero» publicado en la web de Microcuento.es . Gracias por ello, compañeros de letras.
Dicen que es muy fina la línea que separa el amor del odio.
Un saludo y suerte para la próxima.
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Sí, Little, es muy delgada esa línea.
Gracias por tus buenos deseos para el próximo concurso al que me presente.
Besos.
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Es que rntre el amor y el odio hay una línia muy fina! Jeje 😅
Un abrazo 😊
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Muchas decimos que odiamos a quién en el fondo no quisiéramos amar, pero lo amamos…
un beso, Lidia.
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Genial.
De no ser por mi irracional odio por las fiestas en general, y del Valentín en particular, me lo apuntaría en mi carpeta para llevarlo siempre junto al pecho al salir de clase 😛
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jajaja….muy bueno lo que apuntarlo en tu carpeta para llevarlo al salir de clase.
Me alegro, una vez más, que te gustara mi microcuento.
Un beso, Francisco.
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A todo esto, nos tienes abandonados a los seguidores de tu blog. ¿Ya no publicas en https://historiasmalditas.wordpress.com/ o es que has cambiado de blog? No veo historias nuevas publicadas. ¿No me estaré perdiendo algo sin saberlo?
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No, por desgracia, no hay más nuevo. Tuve la mala suerte de perder la costumbre de escribir todas las semanas de 1.000 a 3.000 palabras que tanto me había costado, y se me está haciendo cuesta arriba llegar a las 500 semanales, y a veces, ni eso. Culpa del trabajo, de verdad. De todas maneras, acabo de comenzar con las microjustas de Ociozero —por cierto, hoy hay una ampliación del plazo para uno más: apúntate. Y si no, a la Sortija o a los Dardos que deben estar a punto de empezar—, lo que me va a obligar a estar escribiendo constantemente, aunque sea muy poquito.
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Bueno, Francisco, no pasa nada… tendremos que vivir un tiempo sin tus historias. En ocasiones se necesita un tiempo de paz, sin agobios, para regresar a la escritura con más fuerza. Porque al final, antes o después, siempre regresamos a la escritura, que es una de las cosas que más felices nos hace.
Le echaré un vistazo a las microjustas de Ociozero que me recomiendas para ver si me siento con fuerzas de hacerles frente. Mientras tanto quedo a la espera de ver los microrrelatos que tú presentes a las justas.
Un beso, compañero de letras.
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La linea que separa los sentimientos es muy delgada, y a veces no somos capaces de distinguirlos o se entre mezclan. Me encanta como plasmas en pocas palabras varias sensaciones y emociones. Un saludo.
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El paso del amor al odio es muy pequeño y en ocasiones lo damos sin darnos cuenta.
Gracias por tus amables palabras y por tu comentario.
Un saludo.
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Debo ser rarito, pero nunca entendí la fina línea que separa amor y odio. Yo jamás he odiado a alguien a quién haya amado, aunque me las haya hecho pasar canutas. ¿Seré un ingenuo?
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¿Ingenuo?; no lo creo, Carlos. Has tenido mucha suerte por no haber tenido que sufrir ese sentimiento.
Un saludo.
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