Aquel verano había sido un poco extraño, cargado de consultas médicas y de algunas noches de hospital, de kilómetros de carretera recorridos escapando del calor y regresando a él.
Habían sido horas de soledad en las que pensar y leer, en las que buscar mi sitio en el mundo a pesar de sentirme un bicho raro que no termina de ubicarse.
Hora de empezar a ubicarse… Hay lugares para todos, sólo es cuestión de encontrarlo.
Un abrazo,
Patri.
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En eso estoy, Patri, buscando mi sitio. Gracias por comentar y por leerme.
Un abrazo.
Lola.
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Conozco esa sensación que tan bien describes en tu texto, Alma. Todos guardamos mundos diferentes en nuestro propio interior… Un abrazo.
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Tienes razón, Manoli. Todos los que nos dedicamos al mundo de la escritura tenemos un poco de bichos raros.
Un abrazo.
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