Todos los patitos iban en fila india detrás de Mamá Pata. El quinto patito iba siempre distraído. La última vez que se entretuvo, se perdió y acabó metido en un charco de barro.
A Mamá Pata no le importaba la diferencia que había entre su quinto patito y todos los demás. Estaba segura de que acabaría haciendo grandes cosas. Tal vez llegara a ser un hermoso cisne como le ocurrió al Patito Feo, el hijo de su vecina Doña Pata.
Hola Alma. Acabo de nominarte para el premio Liebster Awards, no es mucho, pero ayuda a difundir los blogs, si quieres, pásate por el mío para recoger el premio. Un saludo.
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Mil gracias, Manoli. Ahora me paso. Un beso.
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Moraleja: Las diferencias nos hacen crecer. La igualdad de oportunidades nos lo permite.
Gracias por compartir este relato.
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Gracias a ti torpeyvago por acompañarme con tu lectura. Un saludo
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Muy bonito, muy adecuado para los niños ahora que están en de moda otro tipo de contenidos…
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Hay valores que nunca se deben perder y hay que inculcárselos a los niños desde pequeños. Gracias por su comentario, Soldadito Marinero.
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